El lugar más maldito de Madrid

Madrid es una ciudad repleta de rincones que esconden  historias siniestras: crímenes, atentados, ejecuciones…, pero si hay un lugar maldito por excelencia, os aseguro que es la calle Antonio Grilo. Antonio Grilo es una pequeña callejuela que sale de la calle San Bernardo muy cerca del final de la Gran Vía. Es angosta, oscura y poco atractiva, y cuando uno conoce su historia, resulta todavía más inhóspita.

La historia del lugar comienza de un modo desgraciado ya en el siglo XVI, cuando aquellos parajes eran tan sólo una pequeña colina con su barranco que albergaban un humilde molino de aguas aislado en las afueras de la villa. La disputa entre tres herederos por la propiedad del molino acabó con el incendio del mismo, y la muerte de uno de los propietarios atrapado en su interior. Las calles que allí surgieron siglos después recordaban en sus nombres aquel suceso: «Enhoramala vayas» y  «Sal si puedes». A finales del XVIII, la calle en cuestión, había pasado a llamarse «De las beatas», y se hizo famosa cuando un sacerdote apuñaló a un tendero, porque éste le había recriminado su vida disoluta al vivir amancebado con una mujer.

Antonio Grilo, lugar maldito, Madrid a Miles

Portal 3 de la calle Antonio Grilo. Al fondo vemos la calle San Bernardo.

Pero los hechos más horrendos tienen lugar en el siglo XX. En 1945, un camisero es asesinado a martillazos por un ladrón en el bajo del número 3 de la calle. En el primer piso del mismo bloque, una joven madre soltera mata a su bebe en un momento de enajenación en 1964. Pero el suceso más terrible tiene lugar dos años antes en el tercer piso de este fatídico portal número 3 de la calle Antonio Grilo. Una mañana de domingo, un hombre mata a sus cinco hijos y a su mujer obsesionado por la idea de que sus hermanos quieren hacer daño a su familia tras haber sufrido una gran tensión debido a rencillas por unos terrenos … casi que nos recuerda un poco a aquel antiguo litigio del molino de aguas.

No acaba aquí la lista de hechos siniestros: atropellos, accidentes de tranvía, agresiones sin sentido, suicidios… toda una retahíla increíble y desproporcionada respecto al resto de las calles de la ciudad. Y como colofón de la historia de este lugar, os tengo que recordar que por la esquina de Grilo con San Bernardo pasaron durante casi dos siglos los condenados por la Inquisición camino del quemadero. Después de haber investigado y verificado todos estos hechos, no puedo evitar preguntaos:

¿pensáis que todo esto puede ser sólo casualidad?…