¿Os habéis fijado que en pleno centro de Madrid hay una antigua ermita olvidada?…
El pequeño humilladero de la Soledad pasa totalmente desapercibido en mitad del sofisticado ambiente de moderneo de la calle Fuencarral, frente al famoso mercado de moda que recientemente cerró.
La humilde ermita de ladrillo ocre, que ha quedado encajonada entre modernos edificios, tiene más de tres siglos. Cuando se construyó, la zona era un solitario descampado a las afueras de la capital. Los viajeros que tomaban el camino del norte se paraban a rezar en la ermita para pedirle a la virgen un viaje afortunado.
Parece ser que fue el Marqués de Navahermosa quien decidió edificar el pequeño templo en honor de la Virgen de la Soledad. Esta devoción la trajo a Madrid la reina Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II. La soberana francesa, mucho más joven que su marido, buscaba en las oraciones consuelo para su triste destino. Una grandiosa imagen de la Soledad era venerada en la iglesia de la Victoria junto a la Puerta del Sol. Por desgracia tanto la iglesia como la imagen de la virgen desaparecieron hace mucho tiempo.
Lo increíble es que la modesta ermita de la calle Fuencarral haya sobrevivido al crecimiento urbano y al terror de la piqueta en este reino de especulación inmobiliaria. Pero ahí está, como la Puerta de Alcalá… viendo pasar el tiempo, y a los madrileños apresurar el paso hacia las rebajas en busca de algún chollo «made in China».